El lago San Pablo y la laguna Yahuarcocha, ambas en Imbabura, son víctimas de su propio atractivo y del escaso control de las actividades económicas en sus alrededores.
El problema no solo es por dinero. Los más de USD 8 millones que se requieren para el control y la descontaminación de ambos atractivos turísticos no solucionarán totalmente los inconvenientes ambientales. Las ordenanzas para regular el uso del suelo y sancionar a los infractores necesitan actualizarse.
En el lago San Pablo se construyen, desde abril del 2009, 14 plantas de tratamiento de aguas y colectores de las aguas servidas que producen los 26 132 habitantes de las parroquias San Pablo del Lago, González Suárez, San Rafael, Eugenio Espejo y 32 comunidades de la cuenca del lago, en Otavalo. Esas aguas, en la actualidad, se descargan directamente en el lago.
Esta situación podría cambiar a partir del último trimestre de este año, cuando las plantas comiencen a funcionar. Su costo es de USD 4,5 millones desembolsados por el Municipio de Otavalo y por el Ministerio del Ambiente.
Jaime Lucero, fiscalizador de esta obra, explica que en los trabajos colaboran nueve ingenieros que supervisan la construcción de las 14 plantas. Lucero cree
que esta obra ayudará a disminuir la contaminación del lago en un 60%.
No obstante, persisten tres puntos pendientes: el uso de insecticidas y pesticidas para el cultivo de la frutilla, la erosión del suelo por la deforestación y las actividades de pastoreo en las riberas.
Por ejemplo, en las orillas del lago que baña la parroquia Eugenio Espejo se crían vacas, ovejas y chanchos que pastan libremente en los totorales. Sus desechos caen en el agua que utilizan los habitantes para lavar la ropa o se empozan en las pequeñas charcas donde se bañan los niños.
En el último lustro, los cultivos de frutilla se han vuelto una actividad económica común en la zona. No hay cifras sobre su desarrollo, pero su rentabilidad atrajo a decenas de familias pobres en docenas de comunas indígenas.
Para Sara Suárez, jefa de Gestión Ambiental de la Municipalidad, la nueva ordenanza con la que se controlará el lago San Pablo estará lista en julio.
“Sabemos que hay empresas, hosterías y otros negocios que deben someterse a controles periódicos. Este año empezaremos con esa labor”.
360 0 00 personas
visitan anualmente las lagunas Cuicocha y Yahuarcocha, en la provincia de ImbaburaEn cuanto a la laguna Yahuarcocha, el 25 de marzo se realizó la primera asamblea ciudadana ‘Ibarra por Yahuarcocha’, organizada por la Municipalidad. El objetivo fue proponer soluciones a la emergencia en la que se encuentra este sitio declarado recurso natural desde el 21 de octubre del 2009.
Alrededor de 200 delegados de diversas organizaciones civiles, ministerios, municipios y fundaciones participaron en cuatro mesas de diálogos.
Al finalizar, se presentaron 46 propuestas que serán presentadas al Gobierno Nacional para que empiecen a fluir los USD 3,5 millones que ofreció el Ejecutivo para recuperar esta laguna, tras la declaratoria del estado de excepción (23 de octubre del 2009).
Luego de la asamblea, el Municipio recobró el control, la legislación y la vigilancia de las actividades productivas, turísticas, recreativas, deportivas, culturales y
comerciales de Yahuarcocha y su zona de influencia. También se reglamentará el uso del suelo, el agua y el entorno natural.
Entre 17 000 y 20 000 personas visitan semanalmente Yahuarcocha para recrearse y comer las 20 toneladas de tilapia frita que se sirven cada mes en 150 locales del sector. En el último lustro, los alrededores de la laguna se transformaron en un mercado al aire libre donde se expendía de todo: artesanías, juegos mecánicos, Cd, videos, gafas, ropa, comidas ambulantes…
El alcalde, Jorge Martínez, dijo sin fijar plazos que se actualizará la ordenanza para “terminar con la agresión y empezar a regular y sancionar a los infractores”.
Cuicocha está en una reserva
La laguna Cuicocha es parte de la Reserva Ecológica Cotacachi-Cayapas que tiene una superficie de 204 420 ha. Según el Municipio de Cotacachi, 120 000 turistas, nacionales y del exterior, visitan anualmente este recurso natural conocido también como la ‘laguna de los dioses’ por su rica tradición ancestral.
Para Segundo Fuentes, director regional del Ministerio del Ambiente, la contaminación de la laguna es mínima por su situación de aislamiento y por encontrarse en una reserva ecológica. A simple vista, la laguna, de 657 ha de extensión, se muestra con un impresionante y hermoso espejo de agua dulce y transparente en el que se destacan los islotes Teodoro Wolf y Yerovi, separados por el canal del Ensueño.
Según Ronnie Moreno, contador de la empresa Tincuicem que administra la hostería Cuicocha, el nivel del agua ha bajado un metro por el cambio climático.
El Ministerio del Ambiente controla el ingreso a la laguna de Cuicocha. Dos funcionarios cobran USD 1 a los turistas extranjeros y USD 0,50 a los visitantes nacionales y la mitad de precio a los niños y adultos mayores.
Los fines de semana y feriados, la cantidad de turistas se triplica en esta laguna y sus alrededores.
http://www.elcomercio.com/noticiaEC.asp?id_noticia=344115&id_seccion=10
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